La Universidad de Costa Rica (UCR) nos invitó el pasado septiembre a inaugurar las II Jornadas de Investigación en Arte 2024 para explicar la experiencia sobre cultura y salud que estamos trabajando en Cataluña y realizar una serie de encuentros.
Una de las peticiones era organizar una actividad para personas mayores en el Museo del Jade y de la Cultura Precolombina. Este museo pertenece al Instituto Nacional de Seguros y está situado en un edificio nuevo de San José, en la avenida Central, calle 13 y 13 bis, en la plaza donde también se puede visitar la Asamblea Legislativa y el Museo Nacional. Es un museo que forma parte de las visitas obligadas a la capital de Costa Rica.
En la primera planta se encuentra la recepción, el servicio de consigna, una sala para exposiciones temporales y un auditorio. Por las plantas 2 y 3 se distribuyen cinco salas temáticas de la exposición permanente, donde se recorre una parte de la historia de Costa Rica narrada a partir de una interpretación arqueológica y en la cual destacan aspectos sociales, religiosos y de la vida cotidiana. En la cuarta y última planta se muestra «El acopio», piezas procedentes de las diferentes regiones arqueológicas del país.
El primer día hicimos una visita en exclusiva para conocer la colección, el espacio y decidir qué actividad haríamos para gente mayor que pudiera presentar alguna dificultad. La jefa del Servicio Educativo y Comunicación, Carolina Castillo, nos brindó una visita rigurosa, con mucha información y muy amena. Carolina es una gran profesional con experiencia en programación de visitas para grupos vulnerables en el Museo, pero no para personas mayores con indicios de demencia. Planteamos una propuesta de visita para el día siguiente para un grupo del PIAM, el programa para gente mayor de la Universidad de Costa RicEl día siguiente nos presentaron el grupo: diez personas —siete mujeres y tres hombres—, más la coordinadora del grupo y dos graduadas en arte de la UCR. Se trataba de un grupo de gente mayor con un envejecimiento activo y un nivel sociocultural alto. En el momento de la bienvenida preguntamos si conocían el Museo y cuál había sido su profesión (un arquitecto, una trabajadora de la agencia tributaria, una conservadora del Museo Nacional, etc.). La visita, que tenía que durar dos horas, duró tres y acabó con una conversación en el auditorio. Enseguida observamos que el grupo tenía unas características diferentes al planteamiento inicial y rápidamente adaptamos la visita a un público adulto sin dificultades. Después nos reunimos en las oficinas con la Carolina Castillo para comentar las diferencias entre una visita con gente mayor con demencia y una visita con gente mayor activa.
Es enriquecedor e ilusionante poder aplicar el conocimiento que hemos construido al grupo de museos y accesibilidad para gente mayor. Se confirma que es totalmente adaptable a otro país.
Es importante hacer una visita previa al museo para conocer la colección, el espacio y el equipo. Cuando se conoce el grupo, es necesario adaptar la visita y valorar de qué tipo tiene que ser.
Una de las peticiones era organizar una actividad para personas mayores en el Museo del Jade y de la Cultura Precolombina. Este museo pertenece al Instituto Nacional de Seguros y está situado en un edificio nuevo de San José, en la avenida Central, calle 13 y 13 bis, en la plaza donde también se puede visitar la Asamblea Legislativa y el Museo Nacional. Es un museo que forma parte de las visitas obligadas a la capital de Costa Rica.
En la primera planta se encuentra la recepción, el servicio de consigna, una sala para exposiciones temporales y un auditorio. Por las plantas 2 y 3 se distribuyen cinco salas temáticas de la exposición permanente, donde se recorre una parte de la historia de Costa Rica narrada a partir de una interpretación arqueológica y en la cual destacan aspectos sociales, religiosos y de la vida cotidiana. En la cuarta y última planta se muestra «El acopio», piezas procedentes de las diferentes regiones arqueológicas del país.
El primer día hicimos una visita en exclusiva para conocer la colección, el espacio y decidir qué actividad haríamos para gente mayor que pudiera presentar alguna dificultad. La jefa del Servicio Educativo y Comunicación, Carolina Castillo, nos brindó una visita rigurosa, con mucha información y muy amena. Carolina es una gran profesional con experiencia en programación de visitas para grupos vulnerables en el Museo, pero no para personas mayores con indicios de demencia. Planteamos una propuesta de visita para el día siguiente para un grupo del PIAM, el programa para gente mayor de la Universidad de Costa RicEl día siguiente nos presentaron el grupo: diez personas —siete mujeres y tres hombres—, más la coordinadora del grupo y dos graduadas en arte de la UCR. Se trataba de un grupo de gente mayor con un envejecimiento activo y un nivel sociocultural alto. En el momento de la bienvenida preguntamos si conocían el Museo y cuál había sido su profesión (un arquitecto, una trabajadora de la agencia tributaria, una conservadora del Museo Nacional, etc.). La visita, que tenía que durar dos horas, duró tres y acabó con una conversación en el auditorio. Enseguida observamos que el grupo tenía unas características diferentes al planteamiento inicial y rápidamente adaptamos la visita a un público adulto sin dificultades. Después nos reunimos en las oficinas con la Carolina Castillo para comentar las diferencias entre una visita con gente mayor con demencia y una visita con gente mayor activa.
Es enriquecedor e ilusionante poder aplicar el conocimiento que hemos construido al grupo de museos y accesibilidad para gente mayor. Se confirma que es totalmente adaptable a otro país.
Es importante hacer una visita previa al museo para conocer la colección, el espacio y el equipo. Cuando se conoce el grupo, es necesario adaptar la visita y valorar de qué tipo tiene que ser.
Teresa Pérez i Magda Gassó


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